5 meses después el azar nos juntaba en el mismo m².
Esta vez no se me cayó nada, pero (lo juro) me dejó de latir
el corazón por unos segundos, reconocía esa sensación de vulnerabilidad exacerbada
porque con él la había experimentado siempre.
Levantó la vista y ahí me tenía, a centímetros. Sonrió. Creo
que amagó a decir algo, pero finalmente no habló, se limitó a mirarme entre
feliz y sorprendido. Sonreí (feliz también).
Al rato dijo <<No me llamaste>> y ahí justo ahí una cantidad infinita de reproches se quedaron a mitad de camino ¿para qué exponerme? Me limité a sonreír y decir casi en un susurro <<Vos tampoco>>. Tarde. Esa sonrisa que intentaba demostrar indiferencia absoluta no lo engañó. Y él sabía cómo hacerme reaccionar:
<<Uff, ¿dolió no?>> Para qué... Mi dedo índice lo señaló y a partir de ese momento pronuncié un sin fin de insultos con estilo, siempre con estilo, siempre desde una postura digna... Pero le estaba gritando a él, no era a un Don Nadie, sabía perfectamente a qué me estaba exponiendo, pero no me dieron ganas de seguir conteniendo TANTA furia y justo cuando estaba a punto de terminar me agarró de un brazo, me atrajo hacia él y me besó.
No importaba cuántas veces lo intentara, ni qué estrategias empleara, ni la fingida indiferencia, ni mis respuestas mucho más inteligentes de las que podría llegar a esbozar alguna vez él... Hay juegos que no sé jugar y por mucho que me aprenda de memoria el instructivo, irremediablemente pierdo siempre (aunque el rival sea un 4 de copas sigue siendo mi talón de Aquiles).
PERO esta vez me encantó perder porque creo que esta vez dejándome perder no perdí.
Loco ¿no?
Al rato dijo <<No me llamaste>> y ahí justo ahí una cantidad infinita de reproches se quedaron a mitad de camino ¿para qué exponerme? Me limité a sonreír y decir casi en un susurro <<Vos tampoco>>. Tarde. Esa sonrisa que intentaba demostrar indiferencia absoluta no lo engañó. Y él sabía cómo hacerme reaccionar:
<<Uff, ¿dolió no?>> Para qué... Mi dedo índice lo señaló y a partir de ese momento pronuncié un sin fin de insultos con estilo, siempre con estilo, siempre desde una postura digna... Pero le estaba gritando a él, no era a un Don Nadie, sabía perfectamente a qué me estaba exponiendo, pero no me dieron ganas de seguir conteniendo TANTA furia y justo cuando estaba a punto de terminar me agarró de un brazo, me atrajo hacia él y me besó.
No importaba cuántas veces lo intentara, ni qué estrategias empleara, ni la fingida indiferencia, ni mis respuestas mucho más inteligentes de las que podría llegar a esbozar alguna vez él... Hay juegos que no sé jugar y por mucho que me aprenda de memoria el instructivo, irremediablemente pierdo siempre (aunque el rival sea un 4 de copas sigue siendo mi talón de Aquiles).
PERO esta vez me encantó perder porque creo que esta vez dejándome perder no perdí.
Loco ¿no?
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