martes, 9 de agosto de 2011


Amaneció echa un bollito de mil colores en un rincón de la cama. Llevaba puesta una remera de Alicia en el País de las Maravillas dos talles más grandes que el suyo y unas medias de un rojo chillón, el pelo almendrado hecho una maraña manchaba toda la impoluta sábana color marfil sobre la cual había soñado el mismo sueño cada noche.

Otra vez el bullicioso escándalo matinal había esfumado su mundo paralelo, aquel que se alojaba al otro lado de la vigilia y en el que a ella tanto le gustaba instalarse, sin pasaje preciso de regreso a lo cotidiano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario